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La amenaza química del Daesh tras la pérdida del califato

Análisis del Real Instituto Elcano (ARI) 81/2017 por René Pita y Juan Domingo

http://www.realinstitutoelcano.org/wps/wcm/connect/f1319bcb-20f5-4fbf-bdc9-96defe87a9d6/ARI81-2017-Pita-Domingo-Amenaza-quimica-Daesh-perdida-califato.pdf?MOD=AJPERES&CACHEID=f1319bcb-20f5-4fbf-bdc9-96defe87a9d6

!Qué sucias las bombas sucias¡

En términos coloquiales, una bomba sucia (Dirty Bomb), es un dispositivo explosivo de dispersión radiológica, un artefacto explosivo que combina un explosivo con material radioactivo en forma de polvo o gránulos. El objetivo es diseminar material radioactivo en la zona alrededor de la explosión, para contaminar con material radiactivo el personal y las instalaciones, consiguiendo con ello su exposición a las «radiaciones». Aunque el número de víctimas mortales sea muy reducido, se consigue aterrorizar a la población, inutilizando durante un largo período de tiempo las instalaciones y el terreno, lo que supone un elevado coste económico al que habría que añadir además el elevado coste que conllevaría la descontaminación.

Además, no todos los dispositivos de dispersión radiológica son bombas sucias, y no todas las bombas sucias son dispositivos de dispersión radiológica.

Sólo se consideran bombas sucias los dispositivos de dispersión radiológica, que dispersan el material radiactivo mediante un explosivo, pero también hay bombas sucias que dispersan una sustancia química tóxica mediante un explosivo.

 

Empleo terrorista de material radiactivo

Los terroristas, en función del tipo de material radiactivo disponible y del objetivo buscado pueden emplear el material radiactivo para la preparación de diferentes dispositivos radiológicos con fines delictivos:

  • Dispositivos Explosivos de Dispersión Radiológica.
  • Dispositivos No Explosivos de Dispersión Radiológica.
  • Dispositivos de Exposición Radiológica

Los Dispositivos Explosivos de Dispersión Radiológica son los que se conocen como Bombas Sucias (Dirty Bombs), aunque es un error bastante común el pensar que todos los dispositivos de dispersión radiológica (RDDs, Radiological Dispersion Devices) son bom­bas sucias. Para una buena dispersión del material radiológico por efecto de la explosión, conviene que éste se encuentre en forma líquida o en forma de polvo, para conseguir tamaños de partícula suficientemente pequeños, del orden de 5-10 µm, de modo que el material radiactivo quede en suspensión y pueda ser inhalado, o/y cubra eficientemente una gran superficie. Además puede resultar interesante el empleo de materiales inflamables capaces de provocar un incendio tal, que los gases calientes alcancen alturas elevadas facilitando con ello el arrastre y dispersión más amplia del material radiactivo. El empleo de un material radiactivo sóli­do, de tipo metálico, con cierta dureza, supondría la dispersión de fragmentos de tamaño considerable lo que disminuiría notablemente los efectos buscados.

Los Dispositivos No Explosivos emplean medios mecánicos para dispersar el material radiactivo, aprovechando las condiciones atmosféricas locales generadas por las corrientes de aire e ins­talaciones de ventilación. Aquí, al no existir efecto explosivo, resulta de vital importancia que el material radiactivo se encuentre en forma líquida o de polvo muy fino para conseguir con ello una buena dispersión.

Los Dispositivos de Exposición Radiológica conocidos por sus siglas en inglés RED (Radiological Exposure Device) tienen una aplicación muy limitada. El procedimiento consiste en situar el material radiactivo encapsulado o no, en un punto tal que las radiaciones afecten a las personas. El material radiactivo debería ser preferiblemente un emisor de radiación gamma, de rayos X o de neutrones, ya que si fuera un emisor de partículas alfa o beta, el material radiactivo debería estar muy próximo al objetivo, a ser posible en contacto íntimo con el mismo para conseguir además un mayor tiempo de exposición.

 

Materiales radiactivos

Recordemos que los materiales radiactivos son aquellos que presentan radiactividad o radioactividad, fenómeno físico por el cual los núcleos de algunos elementos químicos, llamados radiactivos, emiten radiaciones que tienen la propiedad de impresionar placas radiográficas, ionizar gases, producir fluorescencia, atravesar cuerpos opacos a la luz ordinaria, entre otros. Debido a esa capacidad, se les suele denominar radiaciones ionizantes (en contraste con las no ionizantes). Las radiaciones emitidas pueden ser electromagnéticas, en forma de rayos X o rayos gamma, o bien corpusculares, como por ejemplo, las partículas alfa (4He2+), las partículas beta (electrones, e, o positrones, e+), los protones o los neutrones. La radiactividad ioniza el medio que atraviesa. Los neutrones no producen una ionización directa, pero ionizan la materia en forma indirecta.

Un aspecto importante del material radiactivo, es decir de los radionucleidos, es su velocidad de desintegración o actividad radiactiva que se mide en Bq. Un becquerelio es 1 desintegración por segundo y un curio, Ci, equivale a 3,7·1010 desintegraciones por segundo (unidad basada en la actividad de 1 g de 226Ra que es cercana a esa cantidad).

La desintegración radiactiva se comporta conforme a la ley de decaimiento exponencial:

Nt = N0 × e -λt

Donde, Nt es el número de radionúclidos existentes en un instante de tiempo t, N0 es el número de radionúclidos existentes en el instante inicial, y λ es la constante de desintegración radiactiva, esto es, la probabilidad de desintegración por unidad de tiempo.

La actividad A, o sea la emisión de radiación por unidad de tiempo, es proporcional al número de radionúclidos N presente en cada instante, esto es, A = λ × N. Se llama tiempo de vida o tiempo de vida media de un radioisótopo, τ, al tiempo promedio de vida de un átomo radiactivo antes de desintegrarse, y es igual a la inversa de la constante de desintegración radiactiva, λ, de modo que τ = 1/λ. También τ es igual al tiempo necesario para que el número de átomos se reduzca en un factor de 2,718281828 (número e). Véase la tabla 1

t ½ = τ ⋅ ln ⁡ 2  = ln 2/λ

Al tiempo que transcurre hasta que la cantidad de núcleos radiactivos de un isótopo radiactivo se reduzca a la mitad de la cantidad inicial se le conoce como periodo de semidesintegración, período, semiperiodo, semivida o vida media (no confundir con el mencionado tiempo de vida). Al final de cada período, la radiactividad se reduce a la mitad de la radiactividad inicial. Cada radioisótopo tiene un período de semidesintegración característico, diferente del de otros radioisótopos. Véase la tabla 1.

 

Radionucleido Radiación principal Período de semidesintegración Peso de 1000 curios

1 Ci ≡ 3,7·1010 Bq

192Ir Beta / gamma 73,827 días 0,11 gramos
60Co Gamma 5,2714 años 0,91 gramos
252Cf Alfa 2,645 años 1,88 gramos
90Sr Beta 28,9 años 7,17 gramos
137Cs Beta / gamma 30,17 años 11,8 gramos
241Am Alfa 432,2 años 300 gramos
226Ra Alfa 1600 años 1040 gramos
240Pu Alfa 6500 años 4540 gramos
239Pu Alfa 24100 años 16800 gramos
235U (al 5%) Alfa 7,04 × 108 años 420000 gramos
238U (DU) Alfa 4,468 × 109 años 3060000 gramos

Tabla 1. Para diferentes radionucleidos se muestra su tipo principal de radiación, su periodo de semidesintegración y peso requerido del mismo para conseguir una actividad de 1000 curios

Además, cada radionucleido decae de manera específica. El estroncio-90 decae emitiendo partículas beta pero sin emitir radiación gamma, mientras que el cobalto-60 emite fundamentalmente radiación gamma y algo de radiación beta. El americio-241 decae emitiendo fundamentalmente partículas alfa y también emite algo de radiación gamma de baja energía.

 

Elección de los componentes de una bomba sucia

Los dos componentes más importantes de una bomba sucia son obviamente el material explosivo y el material radiactivo. No vamos a tratar aquí la elección del material explosivo, tan solo vamos considerar algunos aspectos relativos al material radiactivo.

Uno de los principales puntos a considerar para preparar una bomba sucia es el cómo conseguir el material radiactivo. El tipo de radiación emitida, la actividad y el periodo de semidesintegración de los radionucleidos, son muy diferentes, y eso unido a las características físico-químicas del material radiactivo hace que los peligros inherentes y las medidas de seguridad y control establecidas para cada uno de ellos sean también muy diferentes.

La Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) en su guía de seguridad No. RS-G-1.9 «Clasificación de las fuentes radiactivas» ha establecido cinco categorías de peligro aplicables a las fuentes radiactivas utilizadas en algunas prácticas comunes.

Las fuentes de la categoría 1 son las más «peligrosas» porque pueden suponer un riesgo altísimo para la salud de los seres humanos si no se manejan en condiciones de seguridad tecnológica y física. La exposición durante sólo unos cuantos minutos a una fuente de categoría 1 no blindada puede ser fatal. En el extremo inferior del sistema de clasificación, las fuentes de la categoría 5 son las menos peligrosas; ahora bien, incluso éstas pueden dar lugar a dosis superiores a las dosis límite si no se controlan correctamente y, por consiguiente, hay que mantenerlas bajo el adecuado control regulador.

Las categorías 1-«Extremadamente peligrosa para las personas», 2-«Muy peligrosa para las personas», y 3-«Peligrosa para las personas», son las que están sujetas a mayores medidas de seguridad y control. Las fuentes gamma y beta están sujetas a controles más estrictos que las fuentes alfa, por lo cual cabe pensar que la sustracción de una fuente alfa sería más factible.

La radiactividad (actividad) de los diferentes radionucleidos es muy variable. La tabla 2 resume algunas características y aplicaciones de algunos de los radionucleidos más comunes. Aunque no existen datos suficientes para establecer con exactitud las dosis letales en seres humanos, si hay diferencia entre las dosis letales de los emisores alfa (de unos miles de curios) con las dosis letales de los emisores gamma (de unos cientos de curios).

 

Radionucleido Radiación principal Período de semi desintegración Uso habitual Actividad (Ci)
60Co Gamma 5,2714 años Irradiadores para alimentos y esterilización 5000-15000000
Teleterapia 1000-15000
90Sr Beta 28,9 años Generadores termoeléctricos de radioisótopos 9000-680000
137Cs Beta / gamma 30,17 años Irradiadores para sangre y tejidos 1000-12000
Teleterapia 500-1500
Indicadores de nivel 1-5
192Ir Beta / gamma 73,827 días Radiografía industrial 5–200
210Po Alfa 138,376 días Eliminadores de estática 0,03–0,11
241Am Alfa 432,2 años Testificación geofísica 0,5–23
Servicios de calibración 5–20
Eliminadores de estática 0,03–0,11
252Cf Alfa 2,645 años Testificación geofísica 0,03–0,11
Investigación científica hasta 27

Tabla 2. Para diferentes radionucleidos se muestra su tipo principal de radiación, su periodo de semidesintegración, su uso habitual y su rango de actividad.

 

Después habría que considerar el tiempo requerido de actividad para el material radiactivo y aquí habría que considerar el tiempo que transcurrirá desde la preparación de la bomba hasta su explosión, y el tiempo que se desea dure la contaminación radiactiva después de dispersado el material radiactivo. Para la preparación de una bomba sucia, los terroristas prefieren materiales radiactivos con un periodo de semidesintegración intermedio (varios años), pues si fuese muy corto, de horas o días, el material se desintegraría muy rápidamente y resultaría muy radiactivo, pero decaería muy rápidamente mientras se prepara la bomba sucia, y además si la bomba sucia dispersase el material radiactivo, bastaría casi tan solo con esperar varios días para que la radiación decayese y se produjese de este modo una «descontaminación» natural de las zonas contaminadas.

En el extremo opuesto, material radiactivo con un periodo de semidesintegración muy grande (miles o millones de años) decaen muy lentamente y producen poca radiación, requiriendo para una bomba sucia grandes cantidades. Algunos autores indican que estos materiales no son adecuados para una bomba sucia, pero recordemos que los terroristas pueden estar interesados en una bomba sucia cuyos efectos no sean producir bajas a corto o medio plazo, sino provocar miedo y aterrorizar a la población, contaminando la zona con material que puede ser inhalado o ingerido, que puede producir algunos efectos no solo por la radiación sino también por la toxicidad química. El uranio empobrecido, material de desecho de la industria nuclear, es básicamente uranio-238 (más del 99%), emisor alfa con un periodo de semidesintegración de 4,468 × 109 años, muy poco radiactivo, pero de fácil adquisición y además pirofórico (se inflama espontáneamente en contacto con el aire), hecho este último que favorecería su dispersión.

Las propiedades físico-químicas también es un factor importante, ya que las sustancias en forma de polvo se dispersarían más fácilmente. La solubilidad del material en agua facilitaría la descontaminación pero a su vez favorecería la contaminación de los cauces acuosos. Por ejemplo, el cesio-137 (uno de los radionucleidos más utilizados) se suministra como polvo cloruro de cesio-137, sustancia blanca, cristalina, muy soluble en agua, y de punto de ebullición 1297 °C. Por todo ello el cesio-137, emisor beta/gamma sería un buen material radiactivo para una bomba sucia. El americio-241 emisor alfa también se suministra, para algunas aplicaciones, en forma de polvo. El cobalto-60, un isótopo radiactivo sintético del cobalto, es fundamentalmente un emisor gamma (con una energía muy alta, del orden de 1,3 MeV), con un periodo de semidesintegración de 5,2714 años, que suele emplearse en forma metálica. El cobalto metálico, de una dureza similar a la del hierro, en forma de barras cilíndricas, se dispersaría mal por efecto de la explosión que produciría muy probablemente fragmentos de gran tamaño fáciles de localizar y retirar.

 

Efectos sobre la salud y actuación

Las radiaciones ionizantes afectan a la salud a nivel del genoma celular, actuando sobre las moléculas de ADN, produciendo una serie de efectos que se engloban en dos grandes grupos:

  • efectos estocásticos y
  • efectos deterministas.

Los efectos estocásticos son aquellos que no presentan una dosis umbral por debajo de la cual no aparecen consecuencias. Su gravedad no depende de la dosis recibida, pues son siempre graves si suceden. Hay dos tipos de efectos estocásticos conocidos. Si una célula cualquiera (células somáticas) del cuerpo sufre una mutación, puede llegar a transformarse en un tumor (cancerígeno o benigno). Si la célula mutada es un gameto (células germinales), éste puede tener como resultado un efecto hereditario. La probabilidad de que se produzca un efecto estocástico aumenta con la dosis. Los efectos estocásticos aparecen tras unos años de latencia. El periodo de latencia más corto que se conoce es el de la leucemia, que puede aparecer después de dos años.

Los efectos deterministas causan la muerte de la célula. Algunos ejemplos de dolencias por efectos deterministas son: vómitos, quemaduras por radiación, cataratas o efectos sobre el desarrollo por exposición del útero. En contraste con los efectos estocásticos, para cada efecto determinista existe una dosis umbral, por debajo de la cual los efectos no aparecen.  No se aprecian efectos deterministas si se reciben dosis inferiores a la dosis umbral. Sin embargo, una vez que el umbral se ha superado, el efecto es seguro (“determinista”) y se agrava más con el incremento de la dosis.

Como el ser humano no puede ver, oler, sentir o percibir el sabor de la radiación, el personal presente en el lugar de una explosión, no sabrá si había o no materiales radioactivos presentes. Si el personal no sufre heridas demasiado graves a causa de la explosión inicial, debería:

  • No entrar en pánico, salir de la zona de la explosión caminando y no tomar transportes públicos o privados porque si había material radioactivo presente, podrían contaminar los medios de transporte y extender la contaminación.
  • Entrar en el edificio más cercano para eliminar su posible exposición a la contaminación y por ello a la radiación.
  • Si se sospecha de una posible contaminación, debería quitarse lo antes posible la ropa, colocarla en una bolsa plástica y sellarla. Al quitarse la ropa, retirará la mayor parte de la contaminación radiactiva y al guardar la ropa contaminada evitará extender la contaminación y permitirá analizar la misma para saber la naturaleza del material radiactivo.
  • Si es posible debería ducharse o lavarse con agua y jabón, para reducir la contaminación radioactiva sobre el cuerpo y reducir de manera eficaz la exposición a la radiación.
  • Prestar atención a la información y consignas del personal de emergencias para un mejor desarrollo de las actividades.

 

 

Referencias

  1. «Bombas sucias, preguntas frecuentes», Ministerio de salud de Dakota del Norte, https://www.ndhan.gov/data/translation/Dirty%20Bombs-Spanish.pdf
  2. «Dirty Bomb-Fact Sheet», FEMA, 2007, https://www.fema.gov/media-library-data/20130726-1621-20490-3999/dirtybombfactsheet_final.pdf
  3. «Dirty Bomb-Fact Sheet», U.S.NRC, 2012, https://www.nrc.gov/reading-rm/doc-collections/fact-sheets/fs-dirty-bombs.pdf
  4. «Bomba sucia como acontecimiento de terrorismo», South Central District Health, https://phd5.idaho.gov/factsheets/er/dirty_bomb_bt_spanish.pdf
  5. «Radiological Dispersion Device (Dirty Bomb)», WHO/RAD Information sheet, 2003, http://www.who.int/ionizing_radiation/en/WHORAD_InfoSheet_Dirty_Bombs21Feb.pdf?ua=1
  6. «Terrorist “Dirty Bombs”-A Brief Primer», https://fas.org/sgp/crs/nuke/RS21528.pdf
  7. «Radiological Terrorism», P. Andrew Karam, Human and Ecological Risk Assessment, 11: 501–523, 2005http://www.andrewkaram.com/pdf/terrorism.pdf
  8. «Radiological Terrorism Fact Sheet», http://cs.erplan.net/WMD/dirty.pdf
  9. «Proliferación de ADM y de Tecnología Avanzada. Capítulo 5. Armas radiológicas», Julio Ortega García, Cuaderno de Estrategia nº 153, IEEE, 2011 https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=6&ved=0ahUKEwidnejq8vLLAhXKPRoKHQAiDpoQFgg_MAU&url=https%3A%2F%2Fdialnet.unirioja.es%2Fdescarga%2Farticulo%2F3835369.pdf&usg=AFQjCNH5ULAN6AeDeTUBkoTTVkjR5wF-9g
  10. «Clasificación de las fuentes radiactivas», IAEA, Guía de seguridad RS-G-1.9, http://www-pub.iaea.org/MTCD/publications/PDF/Pub1227s_web.pdf
  11. «Uranium and Dirty Bombs», Federation of American Scientists, 2008, https://fas.org/programs/ssp/nukes/non-proliferation%20and%20arms%20control/uraniumdirtybombs.html
  12. «Beyond the Dirty Bomb: Re-thinking Radiological Terror», James M. Acton, M. Brooke Rogers & Peter D. Zimmerman, Survival Vol. 49 , Iss. 3, 2007
  13. «Módulo 4: protección radiológica», Consejo de Seguridad Nuclear, Vicente Gamo Pascual , Curso General de Formación de Actuantes en Emergencias Nucleares, https://www.csn.es/documents/10182/950714/Curso+General+de+Formaci%C3%B3n+de+Actuantes+en+Emergencias+Nucleares.+TEMA+04.+Protecci%C3%B3n+radiol%C3%B3gica

 

Rusia marca la diferencia

El Director General de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), Ahmet Üzümcü, anunció, el pasado miércoles 27 de septiembre, que la Federación de Rusia había completado, bajo verificación de la OPAQ, la destrucción de sus 39.967 toneladas métricas de armas químicas.

La Federación de Rusia firmó la Convención para la prohibición de las Armas Químicas (CAQ), el mismo día que ésta se abrió para su firma, el 13 de enero de 1993, al igual que hizo Estados Unidos.

Sin embargo, Estados Unidos ratificaba la CAQ el 25 de abril de 1997 tan sólo unos días antes de que ésta entrase en vigor, el 29 de abril de 1997, mientras que la Federación de Rusia no ratificó la CAQ hasta el 5 de noviembre de 1997, y ésta no entraría en vigor para la Federación de Rusia hasta transcurridos treinta días, el 5 de diciembre de 1997.

Ambos países declararon a la entrada en vigor de la CAQ ser poseedores de armas químicas, de modo que conforme estipula el artículo IV «Destrucción», párrafo 6, de la CAQ:

  1. Cada Estado Parte destruirá todas las armas químicas especificadas en el párrafo 1 de conformidad con el Anexo sobre verificación y ateniéndose al ritmo y secuencia de destrucción convenidos (denominados en lo sucesivo «orden de destrucción»). Esa destrucción comenzará dos años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención para el Estado Parte y terminará diez años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención. Nada impedirá que un Estado Parte destruya esas armas químicas a un ritmo más rápido.

Es decir, se comprometían a la destrucción de sus armas químicas antes del 29 de abril de 2007. La Federación de Rusia debería destruir 39.967 toneladas métricas de armas químicas de la categoría 1 y los Estados Unidos de América 27.770 toneladas métricas de armas químicas de la categoría 1, además por supuesto de las armas químicas de categorías 2 y 3.

La CAQ establecía además diferentes plazos intermedios para las diferentes categorías de armas químicas, y su artículo IV «Destrucción», en su apartado «Orden de destrucción», párrafos 15, 16 y 17 establece lo siguiente:

  1. El orden de destrucción de las armas químicas se basa en las obligaciones previstas en el artículo I y en los demás artículos, incluidas las obligaciones relacionadas con la verificación sistemática in situ. Dicho orden tiene en cuenta los intereses de los Estados Partes de que su seguridad no se vea menoscabada durante el período de destrucción; el fomento de la confianza en la primera parte de la fase de destrucción; la adquisición gradual de experiencia durante la destrucción de las armas químicas; y la aplicabilidad, con independencia de la composición efectiva de los arsenales y de los métodos elegidos para la destrucción de las armas químicas. El orden de destrucción se basa en el principio de la nivelación.
  2. A los efectos de la destrucción, las armas químicas declaradas por cada Estado Parte se dividirán en tres categorías:

Categoría 1:         Armas químicas basadas en las sustancias químicas de la Lista 1 y sus piezas y componentes;

Categoría 2:         Armas químicas basadas en todas las demás sustancias químicas y sus piezas y componentes;

Categoría 3:         Municiones y dispositivos no cargados y equipo concebido específicamente para su utilización directa en relación con el empleo de armas químicas.

  1. Cada Estado Parte:

a) Comenzará la destrucción de las armas químicas de la categoría 1 dos años después, a más tardar, de la entrada en vigor para él de la presente Convención, y completará la destrucción diez años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención. Cada Estado Parte destruirá las armas químicas de conformidad con los siguientes plazos de destrucción:

i) Fase 1: dos años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención, se completará el ensayo de su primera instalación de destrucción. Por lo menos un 1% de las armas químicas de la categoría 1 será destruido tres años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención;

ii) Fase 2: por lo menos un 20% de las armas químicas de la categoría 1 será destruido cinco años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención;

iii) Fase 3: por lo menos un 45% de las armas químicas de la categoría 1 será destruido siete años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención;

iv) Fase 4: todas las armas químicas de la categoría 1 serán destruidas diez años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención.

b) Comenzará la destrucción de las armas químicas de la categoría 2 un año después, a más tardar, de la entrada en vigor para él de la presente Convención, y completará la destrucción cinco años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención. Las armas químicas de la categoría 2 serán destruidas en incrementos anuales iguales a lo largo del período de destrucción. El factor de comparación para esas armas será el peso de las sustancias químicas incluidas en esa categoría; y

c) Comenzará la destrucción de las armas químicas de la categoría 3 un año después, a más tardar, de la entrada en vigor para él de la presente Convención, y completará la destrucción cinco años después, a más tardar, de la entrada en vigor de la presente Convención. Las armas químicas de la categoría 3 se destruirán en incrementos anuales iguales a lo largo del período de destrucción. El factor de comparación para las municiones y dispositivos no cargados será expresado en volumen de carga teórica (m3) y para el equipo en número de unidades.

Incumplidos los plazos intermedios, e incumplido el plazo final de 29 de abril de 2007, la OPAQ amplió el plazo 5 años más, hasta el 29 de abril de 2012, pero de nuevo el plazo establecido resultó ser insuficiente, y se establecieron nuevas fechas para completar la destrucción.

La Conferencia de los Estados Partes pidió al Director General en su decisión C-16/DEC.11, de fecha 1 de diciembre de 2011,que en cada periodo ordinario de sesiones del Consejo Ejecutivo proporcionara por escrito un informe sobre los avances globales hechos por los Estados Partes poseedores en relación con la destrucción de sus arsenales de armas químicas restantes.

La Federación de Rusia estableció el 31 de diciembre de 2020 como fecha prevista para completar la destrucción de su arsenal químico, mientras que los Estados Unidos de América esperan completar la destrucción de su arsenal químico el 30 de septiembre de 2023.

A 31 de mayo de 2017, según informaba el Director General al Consejo Ejecutivo en su informe EC-85/DG.23 de fecha 3 de julio de 2017, la Secretaría había verificado la destrucción por parte de la Federación de Rusia de 39.418 tm, el 98,6%, de su arsenal de armas químicas de la categoría 1. Esa cantidad incluía 0,026 tm de agentes de guerra química que se retiraron de los arsenales de armas químicas de la categoría 1, con arreglo al artículo VI de la Convención y al apartado d) del párrafo 2 de la Parte VI del Anexo sobre verificación, con fines no prohibidos por la Convención. Además, la Federación de Rusia ya había destruido todas sus armas químicas de la categoría 2 y de la categoría 3.

De conformidad con el plan detallado para la destrucción de sus armas químicas de la categoría 1 restantes tras el plazo prorrogado del 29 de abril de 2012 y su adenda, presentados por la Federación de Rusia (EC-68/P/NAT.1, de fecha 3 de abril de 2012; y Add.1, de fecha 6 de octubre de 2014), la destrucción de las armas químicas de la categoría 1 restantes en las instalaciones de destrucción de armas químicas (IDAQ) de Maradykovsky, Leonidovka, Pochep y Shchuchye habían concluido en diciembre de 2015, mientras que en la instalación de Kizner en la República de Udmurtia, las operaciones de destrucción proseguirían hasta diciembre de 2020.

En su último informe sobre los avances logrados para concluir la destrucción de sus arsenales de armas químicas restantes (EC-85/P/NAT.5, de fecha 16 de junio de 2017), la Federación de Rusia comunicó a la Secretaría que, a 31 de mayo de 2017, la cantidad de armas químicas destruidas en la instalación de Kizner ascendía al 90,5% del total, 5.196 tm, del agente químico. La cantidad restante de las armas químicas de la categoría 1 por destruir ascendía en ese momento a 548 tm.

Hace unos días, el 21 de septiembre de 2017,  Mikhail Babich, el Presidente de la Comisión Estatal de Desarme Químico de la Federación de Rusia, anunciaba que Rusia podría completar la destrucción de todos sus arsenales de armas químicas a finales de septiembre de 2017.

Y efectivamente así ha sucedido, el pasado miércoles 27 de septiembre, en una ceremonia a la que asistió una delegación de la Organización Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), el presidente de Rusia, Vladímir Putin, en vídeo conferencia con la planta de destrucción Kizner, en la región rusa de Udmurtia destacaba el hecho indicando:

«Se puede decir sin alardear que es realmente un acontecimiento histórico, teniendo en cuenta los arsenales de armas químicas que heredamos de los tiempos soviéticos, con los que se habría podido destruir varias veces toda la vida de la Tierra”.

Kizner ha sido la última instalación en funcionamiento de las siete instalaciones de destrucción de armas químicas en Rusia. Las otras seis instalaciones de destrucción (Kambarka, Gorny, Maradykovsky, Leonidovka, Pochep y Shchuchy) se cerraron entre 2005 y 2015 una vez finalizados sus trabajos. Ahora Kizner será cerrada y Rusia habrá cumplido con sus compromisos para la destrucción de todas sus armas químicas tres años antes de lo previsto, marcando diferencias con su eterno rival los Estados Unidos de América.