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Digan lo que digan …

El comienzo1,2

El 31 de diciembre de 2019, la Comisión Municipal de Salud y Sanidad de Wuhan (provincia de Hubei, China) informó sobre un agrupamiento de 27 casos de neumonía de etiología desconocida con inicio de síntomas el 8 de diciembre, incluyendo siete casos graves, con una exposición común a un mercado mayorista de marisco, pescado y animales vivos en la ciudad de Wuhan, sin identificar la fuente del brote. El mercado fue cerrado el día 1 de enero de 2020. El 7 de enero de 2020, las autoridades chinas identificaron como agente causante del brote un nuevo tipo de virus de la familia Coronaviridae, que fue denominado «nuevo coronavirus», 2019nCoV. Posteriormente el virus ha sido denominado como SARS-CoV-2 y la enfermedad se denomina COVID-19. La secuencia genética fue compartida por las autoridades chinas el 12 de enero. El 30 de enero la Organización Mundial de la Salud declaró el brote de SARS-CoV-2 en China Emergencia de Salud Pública de Importancia Internacional.

Según la información facilitada por el Centro de Control de Enfermedades de China, la mayoría de los casos notificados provienen de la provincia de Hubei (más de un 70%) y entre los casos notificados en China un 80% han presentado un cuadro leve. La proporción de fallecidos entre los casos confirmados ha oscilado entre el 2 y el 3%, siendo mayor en Hubei que en el resto del país, donde se ha notificado una proporción de 0,4% de fallecidos entre los confirmados. La mayoría de los casos detectados en China son mayores de 30 años, siendo la afectación en la población menor de 10 años muy escasa y con un cuadro clínico más leve. Además, se ha descrito una alta proporción de pacientes con co-morbilidades entre los casos graves y fallecidos.

Hasta el momento, se desconoce la fuente de infección y hay incertidumbre respecto a la gravedad y a la capacidad de transmisión. Por similitud con otros coronavirus conocidos se piensa que el SARS-CoV-2 se transmite principalmente por las gotas respiratorias de más de 5 micras y por el contacto directo con las secreciones de personas infectadas. Se están valorando otras posibles vías de transmisión.

Entre humanos la transmisión de este virus se produce generalmente por vía respiratoria, a través de las gotas de «flügge», gotitas respiratorias, que las personas producen cuando tosen, estornudan, al hablar o al tocar con las manos superficies contaminadas por el virus, y llevarlas a la nariz, la boca o los ojos, introduciendo así el virus en el organismo. Los mecanismos de transmisión entre humanos parecen ser similares a los del virus de la gripe, y por tanto las medidas de prevención son similares.

El período de incubación de este virus (cantidad de tiempo que transcurre desde el contacto con el virus hasta que aparecen los primeros síntomas) no se conoce con exactitud, aunque actualmente hay consenso de que puede ser de hasta 14 días. Hay alguna evidencia, no confirmada, de que el virus podría transmitirse antes del comienzo de los síntomas si se dan las condiciones para ello.

En general, los síntomas principales de las infecciones por coronavirus suelen ser inespecíficos:

  • Secreción y goteo nasal
  • Tos
  • Dolor de garganta y de cabeza
  • Fiebre
  • Escalofríos y malestar
  • Dificultad para respirar (disnea)

En casos más graves, la infección puede causar neumonía, síndrome respiratorio agudo severo, insuficiencia renal e incluso la muerte, según informa la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Actualmente no existe un tratamiento específico frente al SARS-CoV-2. Basándose en la experiencia previa de brotes por otros coronavirus, actualmente se está empleando en algunos casos y de forma experimental el tratamiento con una combinación de inhibidores de la  proteasa (lopinavir/ritonavir) con o sin interferón β, o tratamiento con un inhibidor de la ARN polimerasa (remdesivir).

Las recomendaciones estándar de la OMS para prevenir la propagación de infecciones incluyen:

  • Lavarse las manos regularmente.
  • Cubrirse la boca y la nariz, con el codo o con pañuelos desechables, al toser y estornudar. Desechar los pañuelos inmediatamente después de su uso.
  • Uso de mascarillas, en aquellas situaciones definidas por las Autoridades Sanitarias.
  • Evitar el contacto cercano, inferior a 1 metro y prolongado por tiempo superior a 15 minutos, con cualquier persona que presente síntomas de enfermedades respiratorias, como tos y estornudos.
  • Evitar, en lo posible, las aglomeraciones.
  • Ante la información difundida por la OMS sobre posibilidad de expansión del virus, teniendo en cuenta la situación actual en España y sin menoscabo de las indicaciones realizadas por los responsables de Salud Pública, no es necesario adoptar ninguna medida especial de protección, en el momento actual, más allá de las generales, descritas anteriormente, cuando se interactúe con cualquier persona que presente síntomas de infección respiratoria, si no concurren otras circunstancias.

No obstante, se propone la adopción, si así lo indican las autoridades sanitarias, y sin perjuicio de otras actuaciones que pudieran llevarse a cabo, de las siguientes medidas preventivas entre el personal que pudiese estar en contacto con pacientes con Infección Respiratoria Aguda (IRA) que cumplan los criterios de caso en investigación de SARS‐CoV‐2:

  1. Uso de mascarillas quirúrgicas hasta la intervención de los servicios sanitarios.
  2. Utilización de guantes de nitrilo de un solo uso en caso de tener que entrar en contacto con personas o materiales potencialmente

 

 Defensa NBQ3

Cuando  se produce un incidente NBQ, y ahora hablamos de un incidente de tipo «B» (Biológico), como es el caso de la pandemia global por coronavirus, es necesario para una buena defensa la aplicación coordinada y secuencial los denominados «componentes de la Defensa NBQ», que son, por este orden, a saber:

  • Detección, identificación y vigilancia
  • Alerta e información
  • Protección física
  • Gestión del peligro
  • Contramedidas médicas

Estos componentes, que se aplican ante una situación de guerra, son también válidos a nivel civil ante una catástrofe NBQ de grandes dimensiones.

Sin embargo deberíamos mencionar primero algo previo o simultáneo al incidente, que muchas veces se pasa por alto, la inteligencia y planificación.

A principios de enero ya se sabía a nivel internacional de la existencia de lo que ahora llamamos COVID-19. En ese momento la «Autoridad» debería haber iniciado un proceso para saber todo acerca del peligro inminente del COVD-19, en este caso la aparición del primer caso en territorio español. Tomando como ejemplo lo ocurrido semanas antes en otros países con la propagación del COVID-19 se deberían haber estimado los posibles escenarios y abordar el peor de los escenarios posibles, debería haberse conocido con qué medios materiales y humanos se disponía, y con cuantos se podría llegar a disponer, se debería haber adquirido los medios de detección, descontaminación y tratamiento necesarios para cubrir ese peor de los escenarios, se debería haber planificado un conjunto progresivo de procedimientos de intervención, y debería haberse procedido a la adquisición inmediata del material necesario. Sin esta inteligencia y planificación podría presentarse el peor de los escenarios y colapsar todos nuestros sistemas por no estar convenientemente preparados.

  1. Detección, identificación y vigilancia

Existen en el mercado detectores y sistemas de identificación de sustancias químicas y agentes químicos de guerra, que permiten conocer si el agente químico está o no presente en el entorno, identificar la naturaleza de este y comprobar periódicamente si su concentración aumenta o disminuye en el tiempo. En el caso de la detección biológica tan solo están disponibles detectores para determinados agentes biológicos de guerra que utilizan ensayos de inmuno-análisis específicos para un determinado agente, o bien a sistemas basados en la reacción en cadena de la polimerasa (PCR).  El problema en el caso del COVID-19 es que no se dispone de equipos y reactivos para realizar el ensayo a todo aquel que pudiera estar infectado para saber si lo está o no. Una gran cantidad de individuos ha estado expuesto a personal infectado, asintomático, incubando el virus, e incluso afectados con síntomas, que desconoce si está o no infectado. Al no existir detectores para el COVID-19 la mejor solución es realizar ensayos al mayor número posible de individuos, con y sin síntomas, para poder aislar a los infectados y contener la expansión del virus.

  1. Alerta e información

La alerta e la información permiten a través de una cadena de mando la transmisión de la información a los recipientes apropiados. El proceso debe ser coordinado por una estructura jerárquica que permita la valoración a todos los niveles del impacto de las medidas adoptadas, siempre sobre la base de una información rápida, exacta y evaluada.

La comunicación al público y a los medios de comunicación debe ser ponderada, veraz y creíble.

  1. Protección física

El tercer componente de la defensa es la protección física. Sea cual sea el tipo de incidente se debe buscar para todos los individuos la mayor protección mediante la aplicación de la distancia, el tiempo y la barrera.

    • Cuanto mayor sea la distancia frente al peligro (el infectado, en este caso) menor exposición, y por ello menor dosis (menor probabilidad de resultar infectado).
    • Cuanto menor tiempo se pase junto al peligro (el infectado, en este caso), menor exposición, y por ello menor dosis (menor probabilidad de resultar infectado), y finalmente,
    • A mejor barrera protectora (por ejemplo, equipo de protección) menor exposición, y por ello menor dosis (menor probabilidad de resultar infectado). Pero hay algo evidente que las autoridades han evitado contar para evitar tener que dar embarazosas explicaciones, digan lo que digan mejor algún tipo de barrera que ninguna. Sobre este tema volveremos más adelante para tratar concretamente el tema de las mascarillas.

La protección individual y colectiva frente a cualquier agente NBQ presenta el inconveniente de que limita de algún modo la operatividad del personal interviniente en el incidente. Por este motivo es necesario previamente realizar una evaluación del riesgo que permita adoptar el nivel apropiado de protección física, basándose sobre todo en factores como material de protección disponible y la naturaleza del trabajo físico a realizar por el personal.

El equipo de protección individual (EPI) incluye un sistema de protección respiratorio frente a la inhalación del agente y un traje de protección frente al contacto con el agente, ya sea en forma de vapor, aerosol o en forma líquida. Además, se incluye diverso material complementario, como guantes, cubre-calzado, gafas, etc..

Recuerde que los cartuchos filtrantes de las máscaras NBQ contienen un primer filtro HEPA (High Efficiency Particulate Arresting filter) que impide el paso de partículas menores de 0,06 µm. Este filtro evita el paso de agentes biológicos de guerra y el de aquellos agentes químicos de guerra que se encuentren en estado sólido a temperatura ambiente. Si bien algunos agentes biológicos presentan tamaños inferiores a 0,06 µm y, por lo tanto, serían capaces de atravesar ese filtro, es preciso indicar que, cuando se utilizan los agentes biológicos como arma, es necesario obtener aerosoles con diámetros aerodinámicos de masa media (MMAD) de aproximadamente 1 µm. El segundo filtro es el de carbón activado, capaz de adsorber las moléculas gaseosas de los agentes químicos y además carbón activado lleva un tratamiento con sales de cromo o cobre que reaccionan con algunos agentes químicos e impiden su paso a través del filtro.

  1. Gestión del peligro

La gestión del peligro consiste en la adopción de precauciones antes, durante y después del incidente, para controlar la contaminación e impedir su propagación.

Cuando el personal o el material están son contaminados es necesario permanecer con el EPI durante cierto período de tiempo, lo cual supone una carga operacional y logística. Lo ideal es evitar entrar en contacto con la contaminación y, si éste se produce, proceder a la descontaminación tan rápidamente como sea posible.

La descontaminación es el proceso de absorción, destrucción o neutralización que hace inocuo o elimina los agentes químicos o biológicos en personas, objetos o áreas contaminadas. La descontaminación puede ser pasiva o activa, siendo la primera efectuada por los procesos naturales (luz solar, temperatura, humedad, etc.), sin la intervención humana, mientras la descontaminación activa supone el empleo de procesos químicos y/o mecánicos para eliminar o neutralizar los agentes.

  1. Contramedidas médicas

La doctrina NBQ incluye cuatro subcomponentes a este nivel: (1) profilaxis y pre-tratamiento; (2) contramedidas sanitarias; (3) tratamiento de bajas en ambiente NBQ; y (4) evacuación de bajas en ambiente NBQ.

El subcomponente «contramedidas sanitarias» incluye la escrupulosa aplicación de las medidas higiénicas, la vacunación post-exposición, el tratamiento con antibióticos o antivirales, el tratamiento antidótico y la restricción de movimiento (ROM, Restriction Of Movement) del personal que pueda estar afectado por agentes biológicos transmisibles.

 

Transmisión de las enfermedades infecciosas respiratorias4

El brote actual de COVID-19 demuestra claramente la carga que imponen las enfermedades infecciosas respiratorias en un mundo globalizado íntimamente conectado. Se han implementado políticas de mitigación y contención sin precedentes en un esfuerzo por limitar la propagación del COVID-19, incluidas restricciones de viaje, detección y evaluación de viajeros, aislamiento y cuarentena, y cierre de escuelas y centros de trabajo.

El  objetivo primordial de tales políticas es disminuir los contactos entre individuos infectados e individuos susceptibles, y desacelerar así  la tasa de transmisión. Aunque tales estrategias de distanciamiento social son críticas en el momento actual de la pandemia, puede parecer sorprendente que la comprensión actual de las rutas de transmisión de huésped a huésped en enfermedades infecciosas respiratorias se base en un modelo de transmisión de enfermedades desarrollado en la década de 1930 que, según los estándares modernos, parece demasiado simplificado. La implementación de recomendaciones de salud pública basadas en estos modelos más antiguos puede limitar la efectividad de las intervenciones propuestas.

En 1897, Carl Flügge demostró que los patógenos estaban presentes en gotitas espiratorias lo suficientemente grandes como para asentarse alrededor de un individuo infectado. Se pensó que la “transmisión de gotitas” por contacto con la fase líquida expulsada e infectada de las gotitas era la ruta principal para la transmisión respiratoria de enfermedades. Esta opinión prevaleció hasta que William F. Wells se centró en la transmisión de la tuberculosis en la década de 1930, y dicotomizó las emisiones de gotitas respiratorias en gotitas «grandes» y «pequeñas».

Según Wells, se emiten gotas aisladas al exhalar. Las gotas grandes se depositan más rápido de lo que se evaporan, contaminando la vecindad inmediata del individuo infectado. En contraste, las pequeñas gotas se evaporan más rápido de lo que se asientan. En este modelo, a medida que las pequeñas gotas pasan de las condiciones cálidas y húmedas del sistema respiratorio al ambiente exterior más frío y seco, se evaporan y forman partículas residuales hechas del material seco de las gotas originales. Estas partículas residuales se denominan núcleos de gotitas o aerosoles. Estas ideas dieron como resultado una clasificación dicotómica entre gotas grandes versus pequeñas, o gotas versus aerosol, que luego pueden mediar la transmisión de enfermedades respiratorias. Las estrategias de control de infección se desarrollaron en función de si una enfermedad infecciosa respiratoria se transmite principalmente a través de la ruta de gotitas grandes o pequeñas.

La dicotomía de las gotas grandes y pequeñas sigue siendo el núcleo de los sistemas de clasificación de las rutas de transmisión de enfermedades respiratorias adoptadas por la Organización Mundial de la Salud y otras agencias, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Estos sistemas de clasificación emplean varios cortes arbitrarios de diámetro de gota, de 5 a 10 μm, para clasificar la transmisión de host a host como gotas o rutas de aerosol. Dichas dicotomías continúan bajo la gestión actual del riesgo, las principales recomendaciones y la asignación de recursos para la gestión de la respuesta asociado con el control de infecciones, incluso para COVID-19. Incluso cuando se aplicaron políticas de máxima contención, la rápida propagación internacional de COVID-19 sugiere que el uso de límites de tamaño de gota arbitrarios puede no reflejar con precisión lo que realmente ocurre con las emisiones respiratorias, posiblemente contribuyendo a la ineficacia de algunos procedimientos utilizados para limitar la propagación de enfermedades respiratorias.

El trabajo reciente ha demostrado que las exhalaciones, los estornudos y la tos no solo consisten en gotas muco-salivares que siguen trayectorias de emisión semi-balísticas de corto alcance, sino que, principalmente, están formadas principalmente por una nube de gas turbulento multi-fásico (una nube) que atrapa el aire ambiental y atrapa y transporta dentro de sus racimos de gotas con un continuo de tamaños de gotas. La atmósfera localmente húmeda y cálida dentro de la nube de gas turbulento permite que las gotas contenidas evadan la evaporación durante mucho más tiempo de lo que ocurre con las gotas aisladas. En estas condiciones, la vida útil de una gota podría extenderse considerablemente por un factor de hasta 1000, de una fracción de segundo a minutos.

Debido al impulso hacia adelante de la nube, las gotitas que contienen patógenos se impulsan mucho más lejos que si se emitieran de forma aislada sin una nube de nubes turbulentas que las atrape y las lleve hacia adelante. Dadas las diversas combinaciones de la fisiología y las condiciones ambientales de un paciente individual, como la humedad y la temperatura, la nube de gas y su carga útil de gotitas con patógenos de todos los tamaños pueden viajar de 7 a 8 metros. El rango de todas las gotas, grandes y pequeñas, se extiende a través de su interacción y atrapamiento dentro de la nube de gas turbulento, en comparación con el modelo de gota dicotomizado comúnmente aceptado que no tiene en cuenta la posibilidad de una nube de gas caliente y húmedo. Además, a lo largo de la trayectoria, las gotas de todos los tamaños se asientan o se evaporan a velocidades que dependen no solo de su tamaño, sino también del grado de turbulencia y velocidad de la nube de gas, junto con las propiedades del entorno (temperatura, humedad y flujo de aire).

Las gotas que se asientan a lo largo de la trayectoria pueden contaminar las superficies, mientras que el resto permanece atrapado y agrupado en la nube en movimiento. Finalmente, la nube y su carga útil de gotas pierden impulso y coherencia, y las gotas restantes dentro de la nube se evaporan, produciendo residuos o núcleos de gotas que pueden permanecer suspendidos en el aire durante horas, siguiendo los patrones de flujo de aire impuestos por la ventilación o los sistemas de control climático. La evaporación de las gotas cargadas de patógenos en fluidos biológicos complejos es poco conocida. El grado y la velocidad de evaporación dependen en gran medida de la temperatura ambiente y las condiciones de humedad, pero también de la dinámica interna de la nube turbulenta junto con la composición del líquido exhalado por el paciente.

 

Las mascarillas, ese oscuro objeto de deseo5,6

Ante todo debe quedar claro que los diferentes tipos de mascarillas sólo proporcionan protección de acuerdo a sus características técnicas, y que la protección que ofrecen puede verse seriamente disminuida por su mejor o peor ajuste facial, el modo de ponérsela y quitársela y el uso al que destina. Las mascarillas no protegen frente a gases y vapores químicos

Las mascarillas forman parte de los equipos de protección individual (EPI). Su función es proteger de la exposición a contaminantes a través de las vías respiratorias y están íntegramente fabricadas con un material filtrante y constan de un clip o adaptador nasal y de unas gomas o cintas de sujeción. En ocasiones también disponen de válvulas de exhalación.

Están indicadas para la protección respiratoria del trabajador frente a partículas y aerosoles líquidos, como polvo, agentes biológicos, citostáticos y otros fármacos peligrosos. No protegen frente a gases y vapores químicos.

Existen diferentes tipos de mascarillas que van desde la más simple, la mascarilla quirúrgica hasta las mascarillas N95 y mascarillas FFP3 con válvula de exhalación.

  • La mascarilla quirúrgica se emplea para proteger usuario de salpicaduras de fluidos biológicos y para proteger a los demás de las partículas emitidas por el usuario durante su respiración.

  • Las mascarillas FFP (Filtering FacePiece) y NIOSH N95 están diseñadas para filtrar las partículas y aerosoles líquidos presentes en el entorno, impidiendo que sean inhalados por el usuario. Por supuesto NO protegen frente a gases y vapores tóxicos. En función de su diseño puede ser cónicas, horizontales (pico-pato) y verticales.

FFP2 horizontal (pico-pato) sin válvula de exhalación FFP2 vertical con válvula de exhalación FFP3 horizontal (pico-pato) con válvula de exhalación

La norma EN149:2001 «Filtering Halfmasks to protect against particles» (Mascarillas filtrantes para protección contra partículas), clasifica las mascarillas de protección respiratoria, de acuerdo con su eficacia de filtración y su valor de fuga hacia el interior, en tres clases:

  • FFP1, que retienen más del 80 % de las partículas, con una fuga hacia el interior <25 % y <22 %. Protegen en ambientes contaminados con hasta cuatro veces el valor límite umbral (TLV) de partículas.
  • FFP2, que retienen más del 92% de las partículas, con una fuga hacia el interior <11 % y <8 %. Protegen en ambientes contaminados con hasta 10 veces el TLV.
  • FFP3, que retienen más del 99% de las partículas, con una fuga hacia el interior <5 % y <2 %. Protegen en ambientes contaminados con hasta 50 veces el TLV.

Algunos fabricantes, para un rápido y fácil reconocimiento del nivel de protección, utilizan diferentes colores en el clip nasal o en la válvula, por ejemplo, azul oscuro (FFP1), azul celeste (FFP2) y blanco (FFP3).

La denominación «N95» de NIOSH significa que la mascarilla retiene al menos el 95% de las partículas de 0,3 µm o mayores, y la letra N indica que NO es resistente al aceite.

Las mascarillas pueden tener válvula de exhalación. La válvula facilita la respiración y evita la condensación; se recomiendan para largos periodos de uso. Como no filtran el aire exhalado por el usuario, las mascarillas con válvula no se deben usar en pacientes infectados.

Para el empleo de las mascarillas deben tenerse en cuenta ciertas medidas elementales de prevención:

  • Lavarse bien las manos con agua y jabón, antes y después de usar la mascarilla.
  • Comprobar la fecha de caducidad y que la mascarilla no presenta defectos ni en las bandas ni en el material filtrante, clip nasal, etc..
  • Colocarse la mascarilla. Los elementos de protección se deben colocar en el siguiente orden: bata, gorro, calzas, mascarilla, gafas y guantes.
  • Ajustar correctamente la mascarilla para conseguir una adecuada protección.
  • La barba y las patillas pueden impedir un ajuste correcto.
  • En caso de llevar gafas, hay que quitárselas para colocar y ajustar la mascarilla.
  • Cambiar la mascarilla:
  • Después de su uso.
  • En caso de que se humedezca, o sufra algún daño o alteración.
  • Si la resistencia a la respiración es excesiva.

 

Conclusiones

Desde el comienzo del brote de COVID-19 a finales de diciembre de 2019, pasando por la declaración de emergencia de salud pública de la OMS el 30 de enero de 2020 y la declaración de la OMS de pandemia global el 11 de marzo de 2020, hasta hace tan solo unos días, la percepción de la situación originada por el COVID-19 ha dado numerosos bandazos, indicando con ello falta de planificación y prevención, y además la actuación del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias no parece haber sido muy acertada.

La extensión del COVID-19 fuera de China comenzó a mediados de enero de 2020 con la aparición de los primeros casos en diferentes países: Tailandia (13 de enero de 2020), Corea del sur (20 de enero de 2020), Estados Unidos (21 de enero de 2020), Alemania (28 de enero de 2020), Japón (28 de enero de 2020), Emiratos Árabes Unidos (29 de enero de 2020), Italia (31 de enero de 2020), España (31 de enero de 2020), Grecia (26 de febrero de 2020), etc..7

El 13 de febrero de 202, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, afirmaba en la cumbre europea ante sus homólogos de los Estados miembros que España disponía de material sanitario «suficiente» para hacer frente al coronavirus.8

A pesar de los mensajes enviados  el 24 de febrero de 2020 por Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitaria, indicando que existía una probabilidad de infección muy baja, y que España iba a tener como mucho algún caso diagnosticado con una transmisión limitada y controlada, el 29 de febrero se agotaron las existencias de mascarillas en las farmacias de España.9

Sobre si las mascarillas deben emplearse sólo por el personal infectado y por el personal sanitario, y sobre si son útiles o no para prevenir el contagio entre individuos sanos, individuos asintomáticos e individuos infectados, las opiniones son muy diversas y han ido variando con el paso del tiempo.9,10,11,12,13,14,15,16

Resulta obvio que cualquier barrera es válida para la protección contra el COVID-19, pero dicha protección variará mucho dependiendo del tipo de barrera: pañuelo, bufanda, braga de cuello, mascarilla quirúrgica, mascarilla FFP1, mascarilla FFP2, mascarilla N95, mascarilla FFP3, máscara con filtro, máscara completa, etc., y de cómo emplee el usuario dicha barrera.

Está claro que si las mascarillas evitan que un individuo contaminado, contamine a los demás, y evitan también que el personal sanitario resulte contaminado cuando contacta con individuos contaminados, cualquier individuo que emplee algún tipo de mascarilla está evitando de alguna manera el contaminar al resto de los individuos más si está contaminado y el resultar contaminado por algún individuo contaminado.

Así que, digan lo que digan …, mejor algún tipo de barrera que ninguna.

 

Referencias

  1. «Procedimiento de actuación frente a casos de infección por el nuevo coronavirus (SARS-CoV-2)», actualizado a 27 de febrero de 2020, Ministerio de Sanidad.
  2. «Información sobre el coronavirus SARS-COV-2 para el personal municipal del Ayuntamiento de Madrid y sus organismos autónomos», Ayuntamiento de Madrid, Madrid Salud, https://cppm.es/wp-content/uploads/2020/03/informacion-sobre-el-coronavirus-sars-cov-2-para-el-personal-municipal-del-ayto-madrid-abr2020.pdf
  3. «Componentes de la defensa química y biológica en operaciones militares», René Pita Pita, Real Academia Nacional de Farmacia, 2005.
  4. «Turbulent Gas Clouds and Respiratory Pathogen Emissions-Potential Implications for Reducing Transmission of COVID-19», Lydia Bourouiba, JAMA Published online March 26, 2020
  5. «N95, sólo para partículas», J.Domingo, https://cbrn.es/?p=1072
  6. «Guía informativa nº 23-Mascarillas», Gobierno vasco, Hospital universitario de Donostia, https://www.osakidetza.euskadi.eus/contenidos/informacion/hd_publicaciones/es_hdon/adjuntos/GuiaSL23c.pdf
  7. «Así se ha ido expandiendo día a día la alerta por el coronavirus Covid-19: más de 2.300 muertos en China», https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2020/02/10/5e4121e5fdddffa4728b458a.html
  8. «Así defendió el ministro de Sanidad el 13-F que España tenía material sanitario «suficiente»», https://okdiario.com/espana/asi-defendio-ministro-sanidad-salvador-illa-13-f-que-espana-tenia-material-sanitario-suficiente-5420364
  9. «Los 7 errores de cálculo más graves del Gobierno con el coronavirus», https://www.economiadigital.es/politica-y-sociedad/los-7-errores-de-calculo-mas-graves-del-gobierno-con-el-coronavirus_20043462_102.html
  10. «Lo que no nos contaron de las mascarillas (y una solución a la italiana)», https://blogs.elconfidencial.com/espana/cronicavirus/2020-03-18/coronavirus-mascarillas-solucion-italia_2503876/
  11. ¿Es necesario el uso de mascarillas frente al Covid-19? , https://www.vozpopuli.com/branded/uso-mascarillas-necesario-coronavirus_0_1337867068.html
  12. «¿Mascarillas sí o no? El debate entre Oriente y Occidente», https://elpais.com/sociedad/2020-04-01/mascarillas-si-o-no-el-debate-entre-oriente-y-occidente.html
  13. «¿Y si nos equivocamos al no usar mascarilla? Por qué acabaremos todos imitando a Asia», https://www.elconfidencial.com/tecnologia/ciencia/2020-04-02/mascarillas-uso-recomendable-debate-barrera_2530007/
  14. «Sanidad cambia de rumbo y apunta ahora al uso generalizado de mascarillas», https://www.elconfidencial.com/espana/2020-04-03/sanidad-simon-estrategia-uso-mascarilla-coronavirus_2533687/
  15. «Por qué el Gobierno se está planteando el uso obligatorio de las mascarillas», https://www.vozpopuli.com/sanidad/Gobierno-planteando-uso-obligatorio-mascarillas_0_1342667051.html
  16. «Sanidad defendió que «no tiene ningún sentido» usar mascarillas y ahora lo pedirá a toda la población», https://www.elmundo.es/ciencia-y-salud/salud/2020/04/04/5e877f5d21efa0e34f8b45a7.html